
Para ti que suspiraste,
guiaste mis pasos,
curaste mis heridas
sufriste mis fracasos.
Para ti que un dia
me viste marchar
maleta en mano,
sin mirar atrás.
Para ti que esperas,
sigues mi rastro
y te desvelas,
siempre añorando.
Porque hoy tus ojos brillan
con los nuevos abrazos,
con la luz de la risa,
la niñez, el encanto.
Porque hoy yo soy quien suspira,
hoy yo guío otros pasos,
hoy curo sus heridas,
y sufro sus fracasos.
Porque hoy miro hacia atrás
y veo un rostro ya anciano,
y quisiera agradecer
tanta entrega, tanto, tanto…
Gracias por tu refugio,
por tus besos, tus abrazos
tus caramelos escondidos
esos momentos robados.
Por esa entrega diaria
por tus desvelos callados,
por tu ayuda, por tus guisos,
por los cuentos inventados.
Por cuidar con tanto mimo
mi más preciado regalo,
por perdonar mis desprecios
y atesorar sus abrazos.