(Texto extraído de la revista Nº 1 "Infancia y Adopción" de ADDIA. Barcelona . Marzo 1997)
"-¿ Verdad que la quieres cómo si la hubieras parido?
La típica pregunta, tras la cual todos esperan el típico sí., me llevó internamente a un no que quiero compartir desde estas líneas con todos vosotros.
"-¿ Verdad que la quieres cómo si la hubieras parido?
La típica pregunta, tras la cual todos esperan el típico sí., me llevó internamente a un no que quiero compartir desde estas líneas con todos vosotros.
- No, no la quiero como si la hubiera parido. De hecho, la quiero bien, bien, como si la hubiera adoptado.
Los primeros recuerdos que tengo de mi hija son la sonrisa de una niña de diez meses al vernos por primera vez; la mirada de muchos otros niños contemplando, desde sus cunitas, el milagro de nuestro encuentro y esperando el suyo; los abrazos en las piernas de esos pequeños de 3 y 4 años llamándonos "papá, mamá", "papá, mamá" intentándole dar como mínimo voz de deseo... Todas las emociones que vivimos cuando fuimos a buscar a nuestra hija, todas aquellas lágrimas incontenibles, todas aquellas risas que consiguieron vencer, finalmente, tanta y tanta tristeza, no se sienten cuando pares un hijo. El embarazo y el parto, cuando la mujer los vive con pleno protagonismo, con todos sus deseos, son una experiencia maravillosa, un auténtico milagro, un triunfo salvaje, la más merecida y gran victoria....Pero aún así ¿quién podría olvidar jamás la tristeza de aquellos pequeños ojos, ausentes y perdidos por no tener a nadie, que se llenaron, poquito a poco, junto a papá y a mamá, con la luz eterna de la risa?
No, nunca la podría querer como si la hubiera parido, porque es demasiado grande el privilegio, la emoción, de haberla adoptado. Necesitaba ella tanto unos padres!!! Deseábamos nosotros tanto un hijo!!! ¿Es que puede haber algo más emocionante, más perfecto, que ese encuentro?"
3 comentarios:
Por fin has actualizado!
Y por fin me he atrevido a firmar!
Casi cada día entro en tu blog, a través del blog de Javi (para seguir el protocolo), esperando encontrar un texto nuevo con el que emocionarme.
Un abrazo.
Me ha encantado Ana. Es realmente emocionante y real.Nosotros no tenemos palabras para describir como adoramos a nuestros tesoros, creo que es un sentimiento incomparable con cualquier otro, es enorme,infinito..
Gracias por compartirlo.
Ana, Carlos, Alejandro Berhanu y Pelayo
Tesfahun
Es precioso! me ha emocionado mucho, sobre todo esta parte:"¿quién podría olvidar jamás la tristeza de aquellos pequeños ojos, ausentes y perdidos por no tener a nadie, que se llenaron, poquito a poco, junto a papá y a mamá, con la luz eterna de la risa?" GRACIAS por compartirlo con nosotros.
Publicar un comentario