27.10.08

EL APEGO

Hablar de vínculo es hablar de lazo. Hablar de lazo es en primer lugar hablar de la instauración del lazo. Debemos rendirnos a la evidencia que la naturaleza de nuestras primeras relaciones influencia ampliamente el curso de nuestras relaciones futuras. En este primer periodo de la vida es cuando el niño aprende lo que se puede esperar de un ser humano.

Quiero destacar que cuando hablo de niño me refiero a ambos sexos y cuando hablo de madre me refiero a la persona que se ocupa del cuidado del bebé desde que nace y de forma principal. En este caso, hablo más de un rol aunque siempre es preferible que sea la madre biológica la que desempeñe este rol puesto que antes del nacimiento y en las horas inmediatas al mismo ya se va creando un vínculo importante que de otra forma se rompería y habría que reparar. El rol del padre (o persona secundaria en el cuidado del bebé) es el de apoyo y sostén de esa díada creada y necesaria.

1. Antes del nacimiento
La cuestión del vínculo afectivo comienza aún antes del nacimiento, a partir del momento en que los adultos proyectan tener un niño.
Una de las primeras cuestiones nos lleva al deseo de la pareja por el niño que va a nacer y al contexto en el que ésta vive. Se oye hablar del niño sorpresa, del niño reparador de la pareja en dificultad, del niño presión sobre un cónyuge dispuesto a irse, de un niño nacido fuera del matrimonio, de los niños deseados y de todos los que han nacido en muchas situaciones diferentes.
Desde la concepción del niño, nacen en el seno mismo del sistema familiar y de la pareja en la cual el niño sobrevive, interacciones; éstas influyen como una impronta sobre el niño.

2. Durante el primer año de vida
El bebé vive miles de veces un ciclo de vínculo afectivo normal, cada vez que expresa una necesidad con sus llantos (hambre, frío, malestar, ganas de caricias…) y que su mamá alivia esta necesidad dándole lo que espera. El niño desarrolla así una confianza de base en su mamá, un sentimiento de seguridad que le permitirá, después del primer año, explorar su entorno.

3. Durante el segundo año de vida
Cada vez que los padres ponen límites al niño, un segundo ciclo de apego seguro se desarrolla, en el que el niño aprende poco a poco a controlarse y a respetar las reglas de la sociedad.
El niño necesita saber que su madre está ahí para protegerle, en este caso, poniéndole límites que le privan del peligro físico o social. Es importante destacar que los límites se refieren a la exploración del entorno (si voy a tocar un enchufe me dicen “no” y de esta manera me siento protegido) y a la interacción social del niño (si pego me dicen que “no” y de esta manera me siento guiado).

A partir de las experiencias diarias de cuidados maternos, de exploración, de búsqueda de proximidad o bien, de ausencia o ambivalencia de todo ello, el niño se construye un modelo operacional interno de su alrededor, de su madre y de él mismo.
Este modelo es la representación para el niño de lo que son las relaciones sociales en general y de lo que puede esperar de un lazo afectivo particular; la representación del mundo y de la seguridad o inseguridad que le genera.

A falta de interacción suficiente, el vínculo entre el bebé y su madre no se crea. El vínculo conseguido, es decir, la respuesta adecuada del entorno a todas las señales del niño, construye el sentimiento de confianza y de seguridad del bebé en sí mismo y de este modo afrontará mejor las separaciones y pruebas posteriores.

Existen, según el modelo, 3 tipos de apego:

-El apego seguro: Generalmente, un niño con un vínculo de apego seguro se preocupa o se disgusta ante la separación de su madre, cuando ella desaparece dejándole con un extraño el niño llora (puede ser posible consolarlo), y cuando ella vuelve corre a sus brazos. Si la madre está presente, explora el entorno con naturalidad pero conservando siempre un radio de acción. Se forma cuando el bebé encuentra siempre una respuesta a sus necesidades y demandas, de este modo confía en que su madre (o la persona que la sustituye) siempre estará ahí para cuidarle y esa confianza generada influye de forma definitiva en su personalidad. El vínculo de apego que tiene hace que se sienta seguro únicamente si su madre está presente o cerca porque ella es la persona que se ocupa de su supervivencia y su seguridad. En el futuro, estos niños tienen más posibilidades de ser autónomos solucionando sus problemas, ser sociables y tolerantes y tienen más probabilidades de lograr un buen desarrollo intelectual.

-El desapego o apego inseguro evitativo: Durante el juego no buscan a la madre para ver si está presente. Cuando la madre se marcha no muestra estar afectado y cuando vuelve rechaza el contacto o le deja indiferente. Este desapego está producido por un modelo de relación temprana basado en el rechazo y la insensibilidad hacia el llanto del niño, también se produce cuando hay abandonos. El abandono puede ser real o sólo así sentido por el bebé, que no siente a su madre presente ni pendiente de sus necesidades, bien por ser una madre ocupada, ausente por trabajo o una madre que cree en los métodos de dejar llorar al bebé para educarle. El niño, para defenderse del dolor que esto le produce, se cubre de aparente indiferencia. En la edad adulta suelen ser personas desconfiadas, desapegadas y con estilo autosuficiente.

-El apego ansioso ambivalente: Apenas exploran el entorno en presencia de la madre, su preocupación porque ella desaparezca en cualquier momento hace que no se alejen de ella. Cuando la madre se va, la ansiedad ante la separación es muy intensa (sin consuelo posible), sin embargo cuando vuelve, la rechazan a modo de castigo. Las madres de este grupo son ambivalentes, en ocasiones cálidas y en otras insensibles, dependiendo más de su propio humor que de la demanda del bebé. Ante la exploración del entorno, se muestran ansiosas y sobreprotectoras, no permitiendo que se dé un alejamiento y movimiento naturales. De este modo, el niño desarrolla una dependencia inmadura para conservar la atención de su madre, pues descubre que no siempre puede contar con ella y se siente inseguro. En la edad adulta estas personas necesitan continuas muestras de afecto para sentirse bien, su modelo mental no ve al otro como alguien estable y disponible, y cualquier conducta ambivalente del otro se interpreta como un rechazo total.

-Existe un último grupo, menos común, que es el apego desorganizado: consiste en una combinación de los dos anteriores y provoca grandes trastornos emocionales y de conducta. Se produce cuando existen grandes desajustes emocionales en la madre o en la familia en general.

Al analizar nuestro propio modelo de familia o cualquier otro, debemos tener en cuenta que:
- nadie es absolutamente estable ni está disponible todo el tiempo, hablamos de conductas permanentes y repetidas pero no omnipresentes;
- las relaciones se producen en dos direcciones, con lo que el carácter y las respuestas que da el bebé también influyen en los modelos de relación;
- cada bebé posee una determinada capacidad de resiliencia, que significa la capacidad para resistir el estrés, frustraciones y problemas de la vida sin quedar por ello alterado de forma profunda.

Si descubrimos en nuestra infancia un determinado modelo de apego que nos está influyendo de forma negativa, analizarlo es el primer paso para el cambio. En cualquier caso, y dado que los patrones de relación vividos tienden a reproducirse con los hijos, lo más importante será ser conscientes de ello y tratar de mejorar en nuestro papel de padres.

Si descubrimos en alguno de nuestros hijos un modelo de apego no seguro, sea por la causa que sea, debemos tomar conciencia de ello y saber que casi siempre es posible restablecer el vínculo, aunque nos llevará tiempo y paciencia. La asociación PETALES trabaja con familias cuyos hijos tienen trastornos del vínculo de apego. También la psicóloga experta en prevención infantil Yolanda González, puede brindar una excelente ayuda en estos casos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola!!

Felicidades, me parece un sitio muy interesante y con muy buena información, gracias por compartirla!!

Yo soy de Colombia y también practicamos crianza con Apego, amor y sobre todo respeto, Te invito a visitar mí blog ok!!
http://besodeamor-david.blogspot.com/

Besitos

Gabriela dijo...

Ana!!! Felicitaciones y gracias!! tu informe sobre apego me deja mas tranquila.
Mi nombre es Gabriela y tengo un nene de 1 año, es super apegado a mi! y estaba un poco preocupada de estar haciendo algo mal!! por lo que leo, le seguire dando muchos mimos y atencion!!!
Gracias, Gabriela

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